jeudi 30 janvier 2014

Crítica de cine libre

Es un caso excepcional el que escriba sobre cine, aunque desde pequeño sea una de mis principales fuentes de entretenimiento y reflexión. Sin embargo, me atreveré a escribir una reseña y reflexión personal de la película: 12 Years a Slave (12 Años Esclavo).

Bueno, para empezar, la película ha sido nominada a 9 premios de la Academia de Artes y Ciencias de la Cinematografía, es decir, los recontraconocidos premios Oscar. Entre ellos se incluyen, de manera muy justa en mi opinión, los de Mejor Película, Actor Principal para Chiwetel Ejiofor, Mejor Actor de Reparto para Michael Fassbender, Mejor Actriz de Reparto para Lupita Nyong'o y Mejor Director para Steven Rodney "Steve" McQueen. Estas nominaciones se corresponden bien con las excelentes críticas que ha recibido la película por parte de, por ejemplo, el New York Times, y con un 97% en el tomatómetro de Rotten Tomatoes.

La cinta relata el drama de Solomon Northup -Chiwetel Ejiofor- que es secuestrado y vendido como esclavo en el Estados Unidos de 1841. Northup narró la historia en su libro "12 Years a Slave" que sirvió como base para el guión.

La película dura 2h14min  y es una conmovedora pero desapasionada obra de arte de principio a fin. Se caracteriza por una fotografía colorida, límpida y natural. La historia está presentada con una estética sorprendente donde el director hace las pausas justas para transmitir la fuerza interpretativa y el drama agonizante que atraviesan los personajes. Algunos de ellos se cuentan entre los más conmovedores que he visto en los últimos años. El espectador participa del drama retratado y queda apabullado por la meticulosa neutralidad del director quien presenta los hechos desde la distancia de un observador silente.

Este tipo de filmes nos recuerdan lo valioso e importante que es el séptimo arte como vehículo de la expresión humana. Y, por otro lado, ilustra sin ningún tipo de arrogancia filosófica los tonos más oscuros y vívidos del carácter humano.

Entre las múltiples reflexiones que se generan después de ver el filme, me queda a mí el sentimiento amargo de saber que la esclavitud no está lejos de desaparecer. Años atrás, la revista National Geographic denunció que existen, hoy en día, 27 millones de esclavos; un número mayor al número de esclavos traídos durante los cuatro siglos que duró el tráfico de esclavos entre África y América. La esclavitud se manifiesta, en estos tiempos modernos, de varias formas como: (i) redes de prostitución (la llamada "trata de blancas") y (ii) trabajos forzados y en condiciones paupérrimas; ver noticias sobre los incendios de las fábricas textiles en Bangladesh y la satírica entrada de los Simpsons sobre las condiciones laborales en algunas fábricas de China. Todo ello aún a pesar de la existencia de programas de la Unesco, la Unión Europea  y organizaciones no gubernamentales como freetheslaves dedicadas a lograr la erradicación de este flagelo. La problemática es global, muy compleja y de difícil solución, sobre todo porque implica los mismos factores que desde siempre lo han impulsado: fuertes intereses económicos, discriminación, ignorancia e indiferencia.

En lugar de, como se acostumbra, cerrar este escrito, prefiero que sirva para despertar un mayor interés en el tema. Un muy buen primer paso en este sentido es pasarse por el cine a ver 12 Years a Slave:


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