dimanche 25 novembre 2012

De la Mondá y otras vulgaridades


En el diccionario de la Real Academia Española (RAE) no se encuentra ninguna definición de la palabra mondá que designa, con sonora rimbombancia y cierto desparpajo, el órgano sexual masculino. A pesar de ello, parece que la sonora palabra está comenzando a ponerse de moda en Colombia. Al menos, esa impresión queda después de ver el video "La Mondá: Pa' que la entiendas" que recopila impresiones sobre el supuesto origen, uso, abuso e interpretación del término, y que, al día de hoy, cuenta ya con más de 236.000 visitas en Youtube.

No entraré a comentar en detalle el video, más bien me centraré en el comentario que me parece el más gracioso, honesto y merecedor de la presente reflexión. Cito: "El pene sí es una palabra bastante mala, pero mondá no". (minuto 10:07).

Al oír al señor que dice lo anterior, me acordé de varias anécdotas de mis años de estudiante de pregrado en la Universidad Industrial de Santander. Entre ellas está la de un paisano caribeño quien tenía una novia santandereana a cuyos oídos llegaba, de manera frecuente, el término en cuestión, pues era normal decirlo en medio de nuestras animadas conversaciones. La muchacha, con natural curiosidad, decidió un día preguntarle qué significaba aquella palabra. Él, haciendo uso de su innata habilidad mamagallística*, le dijo, sin hesitar: "Mira mi vida, la mondá es un dulce que venden allá en la costa, es negro por fuera y trae un hilito de leche en la mitad. ¡Es bien sabroso!" Ella, emocionada, le dijo un día, y frente a todos nosotros, que por favor le trajera una mondá de la costa la próxima vez que fuera.**

Amarrando las situaciones mencionadas arriba, se concluye, sin mucha dificultad, que una palabra es una herramienta de comunicación que responde al entendimiento entre un grupo determinado de personas. Dicho de otro modo, si una palabra tiene significado es porque porque se ha logrado un consenso, tácito entre sus utilizadores, sobre para qué y cómo usarla. Es por eso que, en muchas ocasiones, una palabra caribeña no significa nada para el resto del mundo hispanoparlante  y viceversa. También surge de aquí el hecho que, a veces, la misma palabra se usa para designar cosas muy diferentes. Un ejemplo de esto último es la palabra Chucha que en la costa caribe colombiana se emplea para referirse al órgano sexual femenino y que en las regiones del centro de Colombia designa el mal olor en las axilas. Desde esta perpectiva, las palabras, en sí mismas, no son ni malas ni buenas; tal como lo denota nuestro humilde personaje del video.

También, y bajo estas consideraciones, se hace fácil aceptar que toda palabra realmente viva (i.e. de empleo cotidiano) es una vulgaridad. Vulgaridad porque pertenece a la expresión del vulgo (pueblo) quien con su uso continuo la convierte en otro eslabón más de la larga cadena de la comunicación oral y escrita de una lengua, un lenguaje o idioma.

Otro producto del acuerdo sobre cómo usar las palabras es la gramática que se encarga de estudiar y proveer reglas sobre el modo más eficaz de emplear el idioma. Es así que, en realidad, uno no debería decir que alguien habla o escribe mejor que otro, sino que uno es más o menos fiel a seguir las reglas que se han convenido para comunicarse en un idioma determinado. Por tanto, no tiene mucho sentido, sobre todo cuando se comparan las expresiones orales entre diversas comunidades, el proferir juicios severos sobre quién habla mejor o peor una lengua, sino más bien sobre quien es más eficaz para comunicarse con la pluralidad de utilizadores de tal idioma.

Finalmente, y considerando el furor que parece estar causando el video sobre la palabra mondá, no puedo evitar dejar de pensar que, como dice el dicho: "la fama cuesta". El uso excesivo de palabras como mondá y similares para referirse a todo cuanto se nos ocurra es peligroso, pues cercena la creatividad linguística que tanto color y musicalidad provee al idioma. No sea que nos suceda como le pasó a un amigo quien era utilizador entusiasta de la palabra "clave" de hoy. Un día cualquiera, dándose cuenta que no articulaba frase en la que no interviniera la mentada palabra prometió no volver a usarla. Al día siguiente, lo despertaron las vociferaciones de la vecina y se levantó enardecido de su cama diciendo:
-- ¡Esa vieja cara e' mondá tó'os los días es la misma mondá con la mondá esa!, ¡la voy a cogé' y le voy a decí' su poco e' mondá, sin que me importe una mondá!



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*Mamagallística: referido al término coloquial (¿Solo colombiano?) mamar gallo, que quiere decir bromear con alguien.
**La anécdota está un tanto dramatizada por la imprecisión de mi memoria.










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  3. La frase "este man es la mondá" puede denotar aprobación o desaprobación dependiendo de la situación, pero en el diccionario de la RAE www,rae.es aparece monda (sin tilde) y la frase "Ser la monda": 1. loc. verb. Parecer extraordinario en buen o mal sentido.

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