mercredi 19 novembre 2014

NY pasajero




Lado A. Las venas de la Gran Manzana no tienen el brillo iridiscente de las calles de ManhattanEn contraste, sus pasillos parecen pertenecer a un país ajeno; una nación (ex)-comunista de Europa del Este de aquellas que con ahínco los conservadores norteamericanos se empeñaron en repeler por décadas. Allí está el negro de raíces africanas, el blanco importado en empaque de puritano, el latino mixtura de sangres emigrantes, el turista de ojos frescos y tez curtida de millas de vuelo. Quizá en una estación cualquiera encuentras un músico local cobrando centavos por canciones. Algunos son orquesta, otros poetas heridos de pobreza, otros dúos espontáneos, otros sabor a canela y ébano.



Lado B. Monstruos, alienígenas, fantasmas. Corría por el barrio con los pies descalzos y detrás de lagartijas que encerraba en botellas. ¡Cazafantasmas! Hora de correr a sembrarse frente al televisor. El cine era mágico, la magia era independiente de la calidad de los efectos especiales. Egon, Ray, Winston, Peter, Janine y...¡Pegajoso! La alarma sonaba y el ulular de la emblemática ambulancia de los cazafantasmas se abría paso por las congestionadas calles de Manhattan. Mis ojos se alegraban y mi fiebre de película subía hasta hacerme salir a correr, de nuevo, sobre las candentes arenas del barrio Cooperativo en la capital de la Guajira.



Lado C. Money talks! Wall Street se yergue calmada en las noches. Los protagonistas de esta película andarán quizá de fiesta. Embriagados de dinero, embriagados de ambición. Jugadores frenéticos en la arena salvaje del capital. Juego de dominó vestido de traje y discursos rápidos, certeros y seductores. Gritería: compro, vende, apúrate, suena el reloj, caras largas, caras de póquer, lágrimas de arena y sal del otro lado del espejo.


Lado D. Viene Elmo, viene Woody, viene Winnie Pooh. Rebusque, rebusque, rebusque. En Times Square te asaltan y te cobran una módica suma por la foto. Te llaman, te acosan y sonríen para ganarse el pan (o el arroz, o la sopa). Debajo de la piel prestada quizá una cara latina, una cara asiática, una cara pálida. NY supervivencia. NY sueño americano sudor y dólares a cualquier precio.


Lado E. Estación 42-Street, Agosto 31 de 2014, ca. 1h20

@vigabalme

samedi 8 novembre 2014

Asunto de Vida o Muerte II: ¡Ay mi vida!

Aleister Crowley ha sido considerado "El hombre más malvado de la historia". En su búsqueda por convertirse en el más poderoso hechicero que la humanidad hubiese visto, Crowley se retiró por una temporada al Lago Ness, Escocia, con el objetivo de llevar a cabo un rito llamado: Abramelin. Entre los círculos de la magia negra, se presume que tal rito es tan poderoso que ningún humano debería intentar hacerlo. El rito consiste en pasar una larga temporada a punta de pan y agua levantándose cada madrugada, sobre las 3h00, para invocar demonios. El rito ha de seguirse hasta que, un día, se revele Belzebú mismo ante el mago; dándole a este último un poder incomparable. Luego de meses de intentarlo, Crowley salió decepcionado y mal nutrido del lugar para seguir su búsqueda de la conquista del trono mágico supremo. No hay ninguna evidencia que muestre que, además de haber malogrado su vida y la de sus semejantes que le siguieron la cuerda, su objetivo se haya jamás cumplido (ver documental). Lo cierto es que los misterios del denominado "más allá" siguen vedados al entendimiento humano.

En reacción a la primera parte de este "Asunto de Vida o Muerte", expresaba mi buen amigo y cronista Guido Polo (ver aquí su blog): "de algún modo sabemos de la vida, el más allá es una incógnita más llamativa". A lo cual, respondería yo: la vida es tan vasta y llena de elementos interesantes que, a mi parecer, el interés por el más allá no vale la pena. Una minúscula muestra de ello, y punto central de este rebuzno, es el hecho que ni siquiera hoy; luego de siglos de avance científico y filosófico, sabemos definirla.

¿Se ha hecho usted la pregunta: qué es la vida? Si sí, estoy seguro que su definición, al igual que la mía, es confusa, incompleta y plagada de más incógnitas que de respuestas. No hemos de inquietarnos, pues ni siquiera las mentes más preparadas en el asunto tienen la respuesta.

Primero, veamos lo que dice la RAE al respecto:

vida.
(Del lat. vita).
1. f. Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee.
2. f. Estado de actividad de los seres orgánicos.
3. f. Unión del alma y del cuerpo.
4. f. Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte.


Como se puede ver, las cuatros primeras definiciones que la RAE provee son un poco incompletas y hasta vagas. Veamos las inquietudes que surgen:

Definición No. 1: Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee. En este caso, la definición no dice qué sea la vida sino el mecanismo que supuestamente la define: Fuerza o actividad interna sustancial. Ahora, ¿qué quiere decir la RAE con sustancial?

Definición No. 2Estado de actividad de los seres orgánicos. Aquí, se presenta un problema colosal cuando se consideran seres como los virus y otros microorganismos que entran en actividad o viven sólo cuando encuentran un huésped. ¿Son entonces estos "seres vivos" mientras no hacen nada? Piénselo bien, bajo el mismo tipo de argumentación podemos debatir sobre la vida de los "zombies".

Definición No. 3Unión del alma y del cuerpo. Esto nos lleva a la sencilla, pero irresoluta, pregunta: ¿tienen alma las plantas, animales, procariotas, virus y hongos?

Definición No. 4: De entrada excluye todos los microorganismos.

Conclusión: Parece que la definición dada por la RAE, en realidad, no define mucho.

Vale la pena llevar, entonces, el caso a los estrados biológicos donde se busca una comprensión de la vida más allá del campo semántico; recordemos que la Biología es el estudio de la vida (¡!).

Un grupo de biólogos que están ávidos por conocer la definición precisa de vida son los astrobiólogos, i.e. aquellos que buscan determinar la presencia de vida en otros granos de arena de la mar cósmica.

De acuerdo con el sitio: Astrobiology Magazine, la confusión impera entre los astrobiólogos; incluyendo a los de la NASA, por supuesto. La razón es que para poder dar una definición precisa de "vida" hay primero que separar bien lo que está vivo de lo que no lo está. En esos campos, los científicos tienen problemas para definir si las células individuales de nuestro cuerpo, u otras células de otros animales y plantas, están vivas por sí mismas. O si, puede considerarse como vivo un programa de computador que es capaz de aprender y evolucionar. Por ejemplo:




O si, incluso, el fuego que crece, se reproduce y muere es una entidad viva. La misma inquietud puede extenderse hacia las estrellas que nacen, crecen y mueren y que, incluso, al morir dan origen a los elementos mismos que constituyen la vida.



En un excelente ensayo al respecto, Ferris Jahr de New Scientist (ver aquí), llega a la conclusión, brillantemente argumentada, de que la vida, simplemente, no existe. Todo su razonamiento se basa en nuestra incapacidad de definir qué está vivo y qué no; a pesar de haberlo intentado por siglos (quizá milenios). Finalmente, Jahr concluye que la razón de que la vida no exista es que es un concepto que nosotros inventamos y que nos sirve para clasificar y, quizá, en el mismo sentido sirve para afirmar nuestra autoestima.

Así, la realidad es que si uno explora los 63.200.000 que da Google al formular la pregunta (en Inglés), es seguro que no se llega a una definición clara, nítida e imparcial de vida. En concordancia con Jahr, me empieza a parecer a mí que este concepto, el de vida, es una especie de espejismo nacido de nuestra propia concepción y necesidad de clasificar y medir antes que una ley natural. Sin embargo, creo que en la búsqueda del mismo hemos aprendido y seguiremos aprendiendo mucho más del universo de lo que jamás habíamos pensado. ¡Qué apasionante es la vida en sí misma!

El darnos cuenta que la búsqueda de una definición de vida es infructuosa plantea una profunda reflexión filosófica y científica sobre la existencia del denominado "Más Allá". En esencia, si la definición de vida es un espejismo, el "más allá", al que tantos Crowleys han y siguen rindiendo culto, se reduce a una ficción sin valor mayor a la que experimentamos cuando soñamos en las noches.

La sentencia bíblica: "polvo eres y en polvo te convertirás" anuncia la realidad de aquel inevitable momento en el que dejamos de funcionar como entes creadores, pensantes, intérpretes y transformadores de nuestros alrededores y la descomposición de nuestras células en unidades elementales que serán reincorporadas al seno de la naturaleza. Nuestro cuerpo y nuestra existencia humana; producto de un arreglo molecular irrepetible y de incontables interacciones moleculares y sociales, son un pasajero temporal montado en la nave del tiempo. A nuestro alrededor, toda la complejidad y hermosura de estados de no equilibrio han llevado a la evolución de elementos simples y energía en carnavales de colores, olores y sonidos. Todo anuncia el romper de las olas de la evolución contra el inánime cero absoluto.

@vigabalme



lundi 3 novembre 2014

La Rasquiñita


Cuando Nairo Quintana ganó la cronoescalada de Bassano del Grappa-Cima en la última edición del Giro d'Italia, el menudo y cobrizo titán del ciclismo colombiano declaró a la prensa internacional que él tenía que ganar esa etapa. En realidad, no era necesario pues su ventaja en la clasificación general de la competición era suficiente para conservar el liderato de manera, relativamente, cómoda. Sin embargo, le era indispensable demostrar que su conquista de la camiseta rosa de líder no había sido producto de alguna "viveza" de su parte. Nairo había recibido críticas por una supuesta violación del reglamento al no obedecer una señal de neutralización durante la etapa 16. Por ello, no con poco orgullo, aquel día de duro ascenso se desprendió de la rasquiñita que le produjeron tales críticas.

Cuando en 1993 Colombia goleó a Argentina en el estadio Monumental de River, estoy seguro que ninguno de nosotros; los que asistimos por televisión y los pocos compatriotas que allí estuvieron presentes, sintió pesar al ver que les marcábamos 5 goles al bicampeón del mundo. Por el contrario, presenciar como nuestra selección hacía ver rancio el tango argentino a punta de toques de balón se convirtió en símbolo histórico de que la albiceleste no podía seguir viéndonos como equipo de fútbol de patio. La superioridad de los chés quedó arrutanada en una esquina triste esa tarde de Septiembre.

Ahora que, con la distancia de los meses, rememoro el partido de cuartos de final de Colombia frente a Brasil, me sobrevive la misma rasquiñita de aquel día. Falló la templanza. El primer tiempo estuvo plagado del nerviosismo de nuestros jugadores; tanto así, que la deslucida seleçao brasileira brilló en los primeros 45 min. El segundo tiempo fue otra historia. Sin importar el resultado final, lo esencial, creo yo, es que sobreviva en el jugador nacional el sentimiento que hay que sacarse esa espina y que se es capaz de hacerlo. La rasquiñita que queda no se pasará hasta que no se derrumbe ese ídolo carioca y se dé paso a otro capítulo del fútbol nacional: ¡Ya se está escribiendo una nueva historia y el avenir pinta mejor que nunca antes!

La rasquiñita es, desde el punto de vista de este escrito, el preámbulo necesario para superar un desafío y se torna indispensable en la búsqueda de la superación. Por tanto, la rasquiñita a la que aquí se hace mención no es la misma del que abre una venta de empanadas frente a la de su vecino y, además, las vende a menor precio sólo para arruinarlo. Ni se trata tampoco de la rasquiña viral de los que en lugar de llamarle la atención de manera cordial pero firme al que se coló en la fila se ensañan contra él como si hubiera cometido un delito de lesa humanidad. No es tampoco la rasquiña asesina del que no duda en atentar contra la vida del prójimo porque no carga un peso en el bolsillo. Ni tampoco la rasquiña corrupta del político que sólo da importancia a aquello que le llena la casa de regalías mal habidas. De estas y otras rasquiñas enfermizas está plagada nuestra sociedad y por ello nos enfrascamos en no darle solución aún a problemas sociales similares a los de la Edad Media o de la antigua Roma.

¡Es indispensable despertar en nosotros la misma rasquiñita de Nairo! Aquella que nos pone a competir con los mejores; porque podemos ser los mejores. Las capacidades humanas no están circunscritas a un grupo étnico o civilización en particular. Antes de Europa, los Egipcios eran la sociedad más avanzada de aquella era. Luego fueron los Griegos y los Romanos. Y luego, cuando el oscuro manto monopólico de la iglesia cubrió Europa, fueron los Árabes quienes hicieron florecer el libre pensamiento, las artes y las ciencias. Luego, las guerras y el colonialismo terminaron inclinando la balanza al pragmático y eficaz modelo norteamericano. A presente, es el tigre mecánico chino el que parece abrirse paso. Así, las antorchas del progreso humano han pasado de un lugar a otro. Lugares en los que los complejos van quedando atrás y la gente se apropia de su destino.

Confieso que este rebuzno lo escribo ahora con menos pasión que en el momento en que se me vino a la cabeza; por allá en aquel 4 de Julio. Y que, en el camino, algunas ideas se diluyeron. Sin embargo, sobrevive en mí el sentimiento y la necesidad de decirle a cada niño que veo por ahí pateando un balón: ¡Ya está bueno con esos brasileños!, ¡Hay que ganarles y dejar de parecer sus hijos macos!, ¡Aquí también se puede ser el mejor!

P.S. Dejo este video con la narración argentina del 5 - 0. ¡Nótese la ardidez imperante de los narradores!




@vigabalme