samedi 8 novembre 2014

Asunto de Vida o Muerte II: ¡Ay mi vida!

Aleister Crowley ha sido considerado "El hombre más malvado de la historia". En su búsqueda por convertirse en el más poderoso hechicero que la humanidad hubiese visto, Crowley se retiró por una temporada al Lago Ness, Escocia, con el objetivo de llevar a cabo un rito llamado: Abramelin. Entre los círculos de la magia negra, se presume que tal rito es tan poderoso que ningún humano debería intentar hacerlo. El rito consiste en pasar una larga temporada a punta de pan y agua levantándose cada madrugada, sobre las 3h00, para invocar demonios. El rito ha de seguirse hasta que, un día, se revele Belzebú mismo ante el mago; dándole a este último un poder incomparable. Luego de meses de intentarlo, Crowley salió decepcionado y mal nutrido del lugar para seguir su búsqueda de la conquista del trono mágico supremo. No hay ninguna evidencia que muestre que, además de haber malogrado su vida y la de sus semejantes que le siguieron la cuerda, su objetivo se haya jamás cumplido (ver documental). Lo cierto es que los misterios del denominado "más allá" siguen vedados al entendimiento humano.

En reacción a la primera parte de este "Asunto de Vida o Muerte", expresaba mi buen amigo y cronista Guido Polo (ver aquí su blog): "de algún modo sabemos de la vida, el más allá es una incógnita más llamativa". A lo cual, respondería yo: la vida es tan vasta y llena de elementos interesantes que, a mi parecer, el interés por el más allá no vale la pena. Una minúscula muestra de ello, y punto central de este rebuzno, es el hecho que ni siquiera hoy; luego de siglos de avance científico y filosófico, sabemos definirla.

¿Se ha hecho usted la pregunta: qué es la vida? Si sí, estoy seguro que su definición, al igual que la mía, es confusa, incompleta y plagada de más incógnitas que de respuestas. No hemos de inquietarnos, pues ni siquiera las mentes más preparadas en el asunto tienen la respuesta.

Primero, veamos lo que dice la RAE al respecto:

vida.
(Del lat. vita).
1. f. Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee.
2. f. Estado de actividad de los seres orgánicos.
3. f. Unión del alma y del cuerpo.
4. f. Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte.


Como se puede ver, las cuatros primeras definiciones que la RAE provee son un poco incompletas y hasta vagas. Veamos las inquietudes que surgen:

Definición No. 1: Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee. En este caso, la definición no dice qué sea la vida sino el mecanismo que supuestamente la define: Fuerza o actividad interna sustancial. Ahora, ¿qué quiere decir la RAE con sustancial?

Definición No. 2Estado de actividad de los seres orgánicos. Aquí, se presenta un problema colosal cuando se consideran seres como los virus y otros microorganismos que entran en actividad o viven sólo cuando encuentran un huésped. ¿Son entonces estos "seres vivos" mientras no hacen nada? Piénselo bien, bajo el mismo tipo de argumentación podemos debatir sobre la vida de los "zombies".

Definición No. 3Unión del alma y del cuerpo. Esto nos lleva a la sencilla, pero irresoluta, pregunta: ¿tienen alma las plantas, animales, procariotas, virus y hongos?

Definición No. 4: De entrada excluye todos los microorganismos.

Conclusión: Parece que la definición dada por la RAE, en realidad, no define mucho.

Vale la pena llevar, entonces, el caso a los estrados biológicos donde se busca una comprensión de la vida más allá del campo semántico; recordemos que la Biología es el estudio de la vida (¡!).

Un grupo de biólogos que están ávidos por conocer la definición precisa de vida son los astrobiólogos, i.e. aquellos que buscan determinar la presencia de vida en otros granos de arena de la mar cósmica.

De acuerdo con el sitio: Astrobiology Magazine, la confusión impera entre los astrobiólogos; incluyendo a los de la NASA, por supuesto. La razón es que para poder dar una definición precisa de "vida" hay primero que separar bien lo que está vivo de lo que no lo está. En esos campos, los científicos tienen problemas para definir si las células individuales de nuestro cuerpo, u otras células de otros animales y plantas, están vivas por sí mismas. O si, puede considerarse como vivo un programa de computador que es capaz de aprender y evolucionar. Por ejemplo:




O si, incluso, el fuego que crece, se reproduce y muere es una entidad viva. La misma inquietud puede extenderse hacia las estrellas que nacen, crecen y mueren y que, incluso, al morir dan origen a los elementos mismos que constituyen la vida.



En un excelente ensayo al respecto, Ferris Jahr de New Scientist (ver aquí), llega a la conclusión, brillantemente argumentada, de que la vida, simplemente, no existe. Todo su razonamiento se basa en nuestra incapacidad de definir qué está vivo y qué no; a pesar de haberlo intentado por siglos (quizá milenios). Finalmente, Jahr concluye que la razón de que la vida no exista es que es un concepto que nosotros inventamos y que nos sirve para clasificar y, quizá, en el mismo sentido sirve para afirmar nuestra autoestima.

Así, la realidad es que si uno explora los 63.200.000 que da Google al formular la pregunta (en Inglés), es seguro que no se llega a una definición clara, nítida e imparcial de vida. En concordancia con Jahr, me empieza a parecer a mí que este concepto, el de vida, es una especie de espejismo nacido de nuestra propia concepción y necesidad de clasificar y medir antes que una ley natural. Sin embargo, creo que en la búsqueda del mismo hemos aprendido y seguiremos aprendiendo mucho más del universo de lo que jamás habíamos pensado. ¡Qué apasionante es la vida en sí misma!

El darnos cuenta que la búsqueda de una definición de vida es infructuosa plantea una profunda reflexión filosófica y científica sobre la existencia del denominado "Más Allá". En esencia, si la definición de vida es un espejismo, el "más allá", al que tantos Crowleys han y siguen rindiendo culto, se reduce a una ficción sin valor mayor a la que experimentamos cuando soñamos en las noches.

La sentencia bíblica: "polvo eres y en polvo te convertirás" anuncia la realidad de aquel inevitable momento en el que dejamos de funcionar como entes creadores, pensantes, intérpretes y transformadores de nuestros alrededores y la descomposición de nuestras células en unidades elementales que serán reincorporadas al seno de la naturaleza. Nuestro cuerpo y nuestra existencia humana; producto de un arreglo molecular irrepetible y de incontables interacciones moleculares y sociales, son un pasajero temporal montado en la nave del tiempo. A nuestro alrededor, toda la complejidad y hermosura de estados de no equilibrio han llevado a la evolución de elementos simples y energía en carnavales de colores, olores y sonidos. Todo anuncia el romper de las olas de la evolución contra el inánime cero absoluto.

@vigabalme



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