lundi 14 juillet 2014

F.I.F.A.: Federación Internacional de Fútbol Amangualado

Amangualarse: Dicho de dos o más personas: Ponerse de acuerdo para un fin, con frecuencia ilícito (rae.es).

Se terminó el mejor Mundial de la historia con un merecido triunfo de la Mannschaft teutona en el Maracaná. Las emociones de Brasil 2014 fueron muchas y el fútbol exhibido por la mayoría de los 32 clasificados al torneo espléndido. Para Colombia, quien no asistía a un Mundial desde hace 16 años, Brasil 2014 fue histórico. La Selección avanzó a cuartos de final por primera vez y ocupó el quinto lugar del torneo, y, por otro lado, James Rodríguez se alzó con el título de goleador. En adición, la FIFA decidió otorgarle al combinado colombiano el trofeo "FIFA Fair Play". Fair Play = Juego Limpio. Un bonito trofeo que exhibe una estilizada figura humanoide de extremidades súper alargadas y que porta un balón en uno de sus muslos. Es un simpático símbolo del ideal deportivo del fútbol. Pero, resulta ser irónico que entre todos los involucrados en el Mundial, sea el máximo e omnipotente rector del fútbol quien entregue un trofeo que ellos mismos están lejos de representar.


Imagen tomada de: http://www.fifa.com/worldcup/awards/fifa-fair-play-award/index.html

La FIFA; que bien podría denominarse Federación Internacional de Fútbol Amangualado (F.I.F.A.) en vez de Federación Internacional de Fútbol Asociado (tamaño de letra achicado de manera intencional), se ha convertido en un némesis del fútbol moderno e incluso ha trascendido las barreras políticas y económicas para mutar en una gran corporación "sin ánimo de lucro" que tiene en "reserva" más de 1000 millones de dolares en bancos suizos.

La misma F.I.F.A., que promueve el "Juego Limpio", tiene completa autonomía para designar la nómina arbitral de cada partido. Los ejemplos en los cuales decisiones arbitrales amañadas deciden el resultado de partidos clave abundan. A pesar de atentar contra el espíritu deportivo mismo, el mal arbitraje es completamente legal e irreversible. De nada vale que los ojos de (bi)millones de espectadores sean testigos indignados de la manera descarada en que muchos árbitros F.I.F.A. se convierten en el décimo segundo, décimo tercero y y hasta décimo cuarto jugador del equipo favorito de los rectores del fútbol para vencer aquel día. Al final, lo cierto es que no existe derecho alguno a réplica en un partido de fútbol concluido. La impunidad del arbitraje ilegal es flagrante. Esta aberración deportiva ha originado una cultura de la ilegalidad en los jugadores mismos; quienes, en muchos casos y sin ninguna contemplación cometen faltas, vuelan por los aires sin haberlos tocado y arman sin ningún pudor tragicomedias para impresionar al árbitro y ganarse el penal que pueda resolverles el problema de eliminar a un rival al cual no han podido imponerse por la vía deportiva. Esta filosofía F.I.F.A. del Juego Limpio prospera y les ha servido para llevar de la mano a equipos hasta rondas definitivas del Mundial (ejemplo más flagrante: Corea del Sur en 2002) para maximizar sus ganancias económicas.

Las ganancias F.I.F.A. son multimillonarias y totalmente libres de fiscalización e impuestos. En un Mundial, el dinero generado se reparte así: todas las ganancias directas del evento se las lleva la F.I.F.A. para su "reserva" suiza. Entre ellas, las más jugosas son los derechos de las transmisiones televisivas y la publicidad. En este último caso, los contratos de exclusividad de los patrocinadores oficiales: Adidas, Coca-Cola, Budweiser, Castrol, McDonald's, Fly Emirates (no es coincidencia la fila de hermosas asistentes de vuelo detrás de la foto de la Selección Tetracampeona ayer), entre otros, generan ríos de dinero*. Estos contratos son tan importantes para la F.I.F.A. que el organismo llegó a forzar al gobierno brasileño a pasar una ley que permitiera a los asistentes a los estadios consumir Budweiser durante los partidos. Este tipo de acciones han llevado a muchos expertos a considerar a la F.I.F.A. como un sólido estandarte y promotor de la economía de la mano invisible y omnipotente del mercado; en jerga de economistas: neoliberalismo.

Por otro lado, el país organizador del Mundial; el cual, hay que decirlo, nadie fuerza a meterse en la aventura mundialista, tiene cero derecho a las ganancias directas arriba mencionadas, pero sí debe invertir sin mesura en estadios e infraestructura. Por supuesto, las naciones; en especial las que están "en vías de desarrollo", suelen acudir a recortes en inversión social para poder cumplir con las promesas que le hacen a la F.I.F.A. durante sus candidaturas. En un país como Brasil, por ejemplo, ésto ha desembocado en multitudinarias manifestaciones que, tristemente, acaban de manera violenta y en violaciones de los derechos humanos y asesinatos.

Como la sede de un Mundial debe lucir como una tacita de plata durante el evento, gobiernos como el de Sudáfrica y Brasil han limpiado los alrededores de los escenarios mundialistas mediante agresivos programas de re-ubicación de la población más pobre de ciudades como Johannesburgo y Río de Janeiro. La tacita de plata seguro volverá a ensuciarse con las huellas de la violencia generada por tales medidas que perpetúan un modelo de iniquidad social. Así y todo, mientras la "reserva" de la F.I.F.A. sigue creciendo, el reguero social, político y económico que dejan detrás lo deben pagar los que ponen la música, los adornos y la casa para la fiesta.

Bajo la luz de todos estos hechos, y otros a los que no me referiré, la F.I.F.A. es entonces un ente perjudicial no sólo para el fútbol que tanto nos hace emocionar, sino para el balance social, económico e incluso político de nuestra aldea global. La Selección Colombia recibe entonces el título al Juego Limpio de una entidad que sabe mucho, menos el significado de este título.

*http://www.forbes.com/sites/chrissmith/2014/06/12/the-biggest-sponsors-of-brazils-2014-world-cup/

@vigabalme

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